Por: Juan Carlos Molina Villegas
Cofundador Fundación Sofía Pérez de Soto
Nunca, ni en sus más grandes sueños de amor por doña Sofía y de perpetuar su nombre a través de una Fundación, don Foción Soto pudo imaginarse que los $ 38’399.325 que pusieron, él entre 1971 y 1977 y ella entre 1978 y 1981, se iban a multiplicar en mejorar y, en muchos casos, cambiar la vida de cientos de miles de personas en estos 53 años de la Fundación.
La Fundación Sofía Pérez de Soto es la mejor prueba y fehaciente demostración de que el que da, especialmente sin esperar nada a cambio, multiplica. Las familias que heredamos ese legado y ese compromiso trabajamos con honor y amor para que la Fundación siga conectando en el tiempo y en los años por venir muchas más soluciones para las personas y comunidades en distintos frentes: económicos, educativos, culturales, médicos, de alimentación, de vivienda, en fin, de las muchas y permanentes peticiones que recibe la Fundación, con el propósito de acompañarlas a salir y seguir adelante, gracias al aporte y apoyo que se les da.
Entre las muchas características que nos diferencian de otras fundaciones que hacen su trabajo ―y lo hacen muy bien―, es que el legado de Don Foción, que vincula a las familias Ángel y Molina para encargarse de la Fundación a perpetuidad, nos ha permitido ir entregando la posta de generación en generación, siendo hoy la tercera de ellas la que está recibiendo el manejo de los años por venir. Lo está haciendo con el acompañamiento y el consejo de la segunda, que de una manera muy sencilla y fácil, con unos comités que se reúnen previamente a la junta mensual, va entregando recomendaciones bien de inversión, bien de aportes sugeridos.
Como es apenas lógico, cada generación trae sus miradas y formas de entender a la Fundación y al deber ser de la misma. Este ha sido un regalo que nos permite evolucionar con el paso del tiempo y estar un paso adelante alrededor de ese legado de amor que hace que las familias, justo cuando nos reunimos, seamos una sola y para que lo que aportamos se multiplique una vez, y otra vez, y otra más.